jueves, 14 de junio de 2007

Quiero bajarme del carro

mi peor pesadilla

...Ocho de la mañana. Reloj digital punzando los ojos somnolientos. Un pedazo de cartón con nombre y apellido entra en el reloj y ¡pip!, se marca el inicio de las ocho horas de no vivir. Después de ese tiempo, ¡pip! se marca otra hora diferente y se encaminan los pasos a mal dormir para tener energía en la próxima jornada de no-vida...

...Ocho de la mañana. Reloj digital punzando los ojos somnolientos. Un pedazo de cartón con nombre y apellido entra en el reloj y ¡pip!, se marca el inicio de las ocho horas de no vivir. Después de ese tiempo, ¡pip! se marca otra hora diferente y se encaminan los pasos a mal dormir para tener energía en la próxima jornada de no-vida...

...Ocho de la mañana. Reloj digital punzando los ojos somnolientos. Un pedazo de cartón con nombre y apellido entra en el reloj y ¡pip!, se marca el inicio de las ocho horas de no vivir. Después de ese tiempo, ¡pip! se marca otra hora diferente y se encaminan los pasos a mal dormir para tener energía en la próxima jornada de no-vida...

...Ocho de la mañana. Reloj digital punzando los ojos somnolientos. Un pedazo de cartón con nombre y apellido entra en el reloj y ¡pip!, se marca el inicio de las ocho horas de no vivir. Después de ese tiempo, ¡pip! se marca otra hora diferente y se encaminan los pasos a mal dormir para tener energía en la próxima jornada de no-vida...

Absurdo ¿no?

Absurdo escrito basado en absurdo modus vivendi: en el papel suena la reiteración monótona, pero ¿y en la realidad? ¿es que acaso estaban equivocados quienes usaban el cliché de la máquina y el engranaje? Nuestra vida gira alrededor del trabajo desde el origen: la escuela no educa, sino que crea mano de obra barata y desechable y quienes entran a la universidad - que actualmente ya no se pueden llamar afortunados - ingresan en una máquina tragamonedas que entrega cartones a diestra y siniestra mientras se tenga dinero; ya de mayores, nos damos cuenta que debemos usar algunas cabezas ajenas como escalones para seguir subiendo y poco a poco la conciencia se transforma en un paño sucio, aunque no importa: a fin de cuentas lo que interesa es llegar cada día más arriba en la pirámide alimenticia-social. ¿Subir?, ¿para qué? subir por subir y todo lo que sea un fin en sí mismo tiene sensación de ardilla-corriendo-en-una-rueda, de llegar a ningún lado.

Y así va pasando el tiempo, y así crece el arrepentimiento. No son pocos los viejos - incluso célebres algunos, como Borges - quienes llegan al punto de "si volviera a vivir, cuántas cosas haría". Pero lamentablemente esa postura frente a la vida nace sólo en el momento de mayor lucidez existencial, que no se lleva bien con la actitud de "tengo un kilo de trabajo como para pensar". La claridad de pensamiento la tienen las personas desocupadas (ancianos, poetas, filósofos), a quienes por envidia tildamos peyorativamente de ociosos. Sin embargo, si se analizan algunas de las obras cumbre de la humanidad, nos damos cuenta de que no existirían de no ser porque uno de estos personajes se encontraba detrás de ellas: el ocio de escribir las peripecias de un Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, o de crear una maravillosa Odisea, son las ácidas y discretas sátiras que el ocioso ha hecho acerca de nosotros y nuestra incapacidad de desatarnos las manos, sacarnos la venda de los ojos y quitarnos la mordaza de la boca para exclamar un "ya basta" sonoro de aquí a los oídos de los jefes: eso sería el inicio de la verdadera emancipación individual.

Tan clara, tan clara y dolorosa a los ojos es la verdad, que es más tranquilizador para nosotros darnos vuelta e ignorarla. El comportamiento animal comúnmente hace que los seres animados se tropiecen para aprender de los errores; y el hecho de no aprender es perdonable para ellos: no tienen conciencia de la caída. Lo preocupante es que nosotros tropezamos con la misma piedra una y otra y otra vez de forma casi premeditada: corremos intencionalmente hacia el peñasco que nos botará día a día y nos autocondenamos a hacerlo hasta el fin de nuestra existencia... o por lo menos hasta cuando nos percatamos de que el peso de nuestra decisión ya es demasiada tortura, aunque esto casi siempre se da cuando es demasiado tarde.

¿Cuándo aprenderemos?

¿Cuándo nos abandonaremos un día completo al placer del ocio?, ¿cuándo tomaremos la iniciativa y renegaremos de maltratar al otro para sobrevivir en la selva urbana?. No todo es humo: somos seres humanos, hasta el momento los únicos capaces de trascender el orden natural, y si nos lo proponemos podemos crear un sistema donde el trabajo sea nuestro pasatiempo y nos dediquemos a hacer - más que hacer, crear - lo que verdaderamente llena nuestra esencia. ¡Qué espectacular sería que todos pudiéramos comenzar nuestro propio camino ascensional a través de nuestros hobbies!, la humanidad se redimiría de su actual estado de cáncer del universo.

Personalmente, tengo el ideal de salir de esta trampa de la realidad. No quiero que mi vida sea la de Prometeo encadenado a la montaña, sufriendo el castigo del águila que come sus entrañas todos los días. En algún momento me llegará la hora de tomar la vida nómade - la vía más efectiva para romper el círculo de monotonía - y salir a caminar sin rumbo fijo. Muchos dicen que es una vida destinada a la soledad, aunque eso me tiene sin cuidado: total, soy de la opinión de que los sinsabores de los viajes son la mejor enseñanza para la vida; además, creo que no todo será tristezas ¿no?.

Mi mayor esperanza es no tener patrón, ni tampoco serlo. Quiero y exijo pronto dejar atrás mi tan propio y terrible acto diario de llegar al trabajo a las ocho de la mañana y ver el reloj digital punzando mis ojos somnolientos, introducir un pedazo de cartón con mi nombre y apellido en el reloj hasta que suene ¡pip! y que marca el inicio de mis ocho horas de no vivir, para después de ese tiempo, ¡pip! marcar otra hora diferente y encaminar mis pasos a mal dormir para tener energía en mi próxima jornada de no-vida.

Salud

9 comentarios:

Simón dijo...

Odio la monotonía y la masa.
Chaos...

Unknown dijo...

:)
Hay formas de ganarse la vida sin sentirlo como un sacrificio....
Tiene que ver con el compromiso con uno mismo de hacer lo que nos gusta, aunque el dinero a cambio sea poco.
Seguro la gratificación de sentirse libre pagará la diferencia de sueldos.


Un abrazo

Carla dijo...

coincido con los dos...pero tb odio la monotonía ( sí hasta la palabras es fea po!!) lo que sí, hay cosas en el diario vivir que no lo hacen tan "diario"..

Bueno, es como todo no?? tengo o no tengo razón? =)

saludorss Capitán Miguel.

Victoria López dijo...

creo que cualquier cosa que se haga, aunque sea lo que te gusta, en algún punto alcanza la monotonía, porque la monotonía es la repetición de lo mismo en un lapso de tiempo (según mi diccionario)...
quizás si siempre hiciéramos los hobbies que nos gutan, se transformarían en rutina y así...
muchas veces he escuchado a personas que tienen carreras "shuper locas" y que dicen que les gustaría tener un horario de 8 a 4 y que serían felices así... como dicen por ahí, el pasto del vecino siempre es más verde...

yo agradezco poder trabajar en lo que me gusta, aunque no sea ni me haga ser millonaria.. y para que no se me transforme en rutina, tengo mis actividades en la iglesia y la acción social, que siempre es un nuevo descubrimiento....

la clave está en no dejarse embaucar por la flojera y el "no tengo tiempo".. porque el tiempo es un mentiroso de mierda.
(y encontrar chispas de vida en la no vida)

espero que cumplas tu esperanza, de verdad, porque ya teniendo este pensamiento en tu mente, teni el 50% avanzado y no dudo que lo lograrás...

un besote gigantesco y un abrazo apretadísimo para ti.

=)

MUAC!*

Chan dijo...

lo peor es que en el mundo de hoy, la mayoría de las veces si te dedicas a algo que te apasiona no sobrevives....o sobrevives apenas... pero la verdad me concidero unser bastante ocioso, mis momentos "vacíos" son de escritura y música...y eso me hace sentir bien, aunque sepa que a la hra siguiente voy a andar muy desesperada porque no estudie en ese tiempo...pero en fin.....

un beso! ^^

Capi dijo...

Miguel, me ha encantado el escrito, la monotonía, bueno, todos la detestamos, aunque de pronto, al día hay una o dos cosas que nos alegran y nos hacen saber que el día ha valido la pena.... Un abrazo.

Rocio dijo...

así es la vida no má
yo entro a las 10

saludos contertulio ^^

Leviatan dijo...

La suerte de alguno es es la desgracia de otros, por mi trabajo tengo dos posibilidades, me rigo a un horario de oficina (q es mi caso...aunque hasta por ahi no mas) y la otra es darle a la boleta de honorarios y armarme mi propio horario, pero eso no te da estabilidad econimica...nada puede ser perfecto.
y si...la crisis de los 23 existe
XD

Carla dijo...

Wenassssssssssssssssss
hay algo pa ti en mi blog...hazlo??


saludiños..