martes, 20 de febrero de 2007

El final del arco iris


- Dicen que esta isla tiene magia...
- Si, es verdad. Mis padres han visto cosas a las que nadie podría darles explicación.
- Ja ¿Como qué? ¿Como David Copperfield o el mago Oli?
- No, tú no sabes que hubo un momento en que la población de brujos era más que la de limpios, y que desde siempre han existido miles de criaturas extrañas: camahuetos, invunches, el trauco, el caleuche...
- ¿Y cuántas de chicha hay que tomar para ver alguno de esos camavunches?
- Camahuetos.
- Eso...
- Ríete no más, ya te quiero ver cuando te toquen esas noches de lluvia y estés solo.
- No me entran balas pues amigo.
- ¿Quieres ver algo? fíjate en ese arco iris del fondo.
- Lluvia más sol, igual efecto prisma. Bonita foto para postal.
- Eso es lo que te dijo un libro, pero vamos a buscar el pie del arco, y es más que seguro que encontraremos algo.
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De mala gana, porque me interesaba más tomar fotos que buscar seres deformes, seguí a mi improvisado guía en busca del pie de los colores. Entre medio, me comentó de algunas comidas y otras costumbres dentro de la isla, pero creo que me perdí la mitad de su monólogo porque a cada paso fui encontrando nuevas plantas de formas raras, olores como el azufre, fogones con gente danzando alrededor, una mujer desnuda cepillando su pelo frente al mar, carneros con un cuerno en la frente y varios pájaros de rostro humano dando alaridos que parecían presagiar la muerte; así, era imposible que pudiera seguir más de dos palabras oídas a medias. Al poco de caminar, vimos que un barco de vela muy luminoso flotaba sobre el mar y pude percatarme de que mi acompañante se tapó inmediatamente los ojos. Yo, en mi afán de turista, no pude evitar lanzarle unos flashazos con mi cámara, pero hubo algo que me hizo paralizar y caminar en dirección a la nave como si me dirigiera hacia un cargamento de cervezas gratis para mí solo...
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Hubo un momento en que sentí un fuerte piedrazo en la cabeza, que me dejó tumbado a la orilla de la playa. Lo próximo son sólo recuerdos estáticos: mi compañero arrastrándome de un brazo sin descubrirse los ojos, mi cara y todo mi cuerpo llenos de tierra, y la casita de madera que se encontraba en la cima de una colina. Lo próximo fue dolor de cabeza y comenzar a ver nuevamente en veinticuatro cuadros por segundo.
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- ¿Dónde estamos?
- En un lugar seguro, ¿viste que acá pasan cosas raras?
- Sí, claro, es muy raro que tus amigos te lancen piedras en la cabeza por nada. No me vayas a salir ahora con que estás poseído.
- ¿No me crees? Mira las fotos que le tomaste al barco.
- Déjame ver...
- ¿Y?
- Nada.
- ¿Cómo? si era el Caleuche.
- Más tenia cara de buque escuela Esmeralda. No me vengas con esos cuentos de barquitos fantasma que yo no me voy a tragar otra de esas visiones lisérgicas que parecen tener tan comúnmente las personas de acá. Además, estoy cansado y quiero... ¿me vas a decir donde estamos?
- Es la casa de don Ulises Borquez. Descuida, anda cortando leña.
- O sea, llegamos y entramos. Vámonos, no vaya a llegar con los pacos.
- No, él nos dijo que lo esperáramos acá.
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Entró un señor regordete, de cara amable y un pelo crespo que más parecía peluca de afro que otra cosa. Hablamos, y mucho; yo me sentía muy bien disfrutando de la conversación y la suculenta once que nos sirvió, pero mi acompañante se sentía inquieto porque al parecer quería comprobarme lo más luego posible la existencia de las quimeras que andan rondando en esos parajes. Sencillamente, no entiendo la gente de estos lugares: antes de despedirnos de don Ulises, quiso que yo específicamente me quedara sentado por cinco minutos más, mientras mi amigo estaba fuera. Mientras yo me sentía como bacteria bajo el microscopio, lanzó un puñado de afrecho al fuego y se quedó estático, mirándome. Comencé a estornudar y no entiendo cuál fue el impacto que le habrá causado, pero nunca vi a una persona sacar tanto los ojos de sus órbitas. Me asusté, y salí rapidamente sin siquiera despedirme. A lo lejos, podía ver que el señor Borquez limpiaba con unas ramas humeantes el marco de la puerta de su casa.
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Después de más o menos dos horas caminando, comenzamos a ver más cerca el arco iris. Yo creía que siempre se vería como algo lejano, pero lo raro es que se mostraba cada vez más grande: señal inequívoca de que estaba próximo. Esto último me estaba inquietando un poco, puesto que nunca me había enfrentado a algo que saliera de lo normal. Finalmente, estábamos llegando a nuestra meta; ya veíamos que esa gran curva de colores terminaba detras de unos matorrales a no más de dos minutos de caminata. Confieso que igualmente sentía una agitación por llegar al objetivo que nos había mantenido más de ocho caminando, con las vicisitudes que fuimos sufriendo en el camino y lo inexplicable de encontrar el fin del arco iris.
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- Llegamos. Asómate y mira qué hay detrás de los arbustos.
- Observé cautelosamente, por si eran verdad los cuentos - Pff ¿Y para ver a ese tipo me trajiste? Vámonos de vuelta mejor.
- Ya vas a ver. Tarde o temprano vas a encontrar algo que te sorprenda y ojalá no te haga daño.
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Yo no sé qué le ven de extraño a un pelirrojo bajito enterrando una olla con monedas brillantes. Lo único raro, era que vestía de irlandés.
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Estos chilotes son muy extraños.

5 comentarios:

Victoria López dijo...

O.o
y todo eso pasó de verdad???
xD

q tierno tu final, bella foto.

queremos más! queremos más!

PD: gracias por tus palabras, i'm trying...=)

Carla dijo...

siiiii, quero que la historia se alrgue =)
me divertí mucho con ella, me iba imaginando paso a paso todo lo que contabas, debe ser más entretenido ir al final de un arcoiris...

Y el pelirojo llevaba la frase "yo soy tu padre" en la frente o no?

si no es así, déjalo, Era solo un enano disfrazado..XD

Cuidate y sigue escribiendo. Te leo luego..

Besos y abrazos.

Mario Guerrero dijo...

la foto que puse allí fue uno de los 4 días que pude ver el arco iris en chiloé. Allá es mucho más frecuente de lo que piensan y además es shuper loco, porque sucede que en ocasiones salen 2, uno muy claro y otro más arriba un poquito más difuso.

ahh Carla, no quise ponerle el "yo soy tu padre", porque George Lucas me quería cobrar los derechos de la frase. La pondría en forma piola, pero son taaaaaantas las personas que se meten a mi blog que tarde o temprano eso se sabría y tendría todo el cuerpo de abogados de Lucas Entertianment sobre mí.

Saludos, y gracias de nuevo a las dos por pasar de vez en cuando al potrero.

Carla dijo...

Jajaja oie, tírate al suelo y llora ahora po XD..

no sé, tu blog me gusta caleta , igual q el de la Vicky por eso entro y los q no los conocen cagan ellos no más....en too caso te agregé a mis links =) asi q en una de esas si hay alguien tan ocioso como yo ( asi creo q llegue acá) va a llegar a tu magnífico blog =D

di arco-iris...click!

david santos dijo...

Hola!
Buen trabajo. Comienzas muy bien,
Gracias